Una de los beneficios más grandes de la palabra de Dios, en la vida de aquellos que escuchamos y buscamos con necesidad, es el trabajo de la edificación. El apóstol Pablo resalta la importancia de esto cuando dice: “Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación” (1 Co. 14:3).

Y tomando conciencia de esta tarea, la iglesia central es atendida con la presencia del Consejo Pastoral, de domingo a jueves; y visitando a las iglesias hijas los días viernes y sábado, en una labor que es complementada con el trabajo misionero del diaconado de la iglesia.

Siguiendo esa línea de trabajo, para obtener mejores resultados en la evangelización y edificación del cuerpo de Cristo, el Consejo Pastoral realizó recientemente, el tercer retiro pastoral en este año, con una participación de 330 hermanos. Y se habló sobre lo importante que es la formación de discípulos, con los sub temas: “La importancia de formar discípulos”, “¿Qué es discipular?”, “Discipulando en casa”, y “Tipos de discípulos”.

Nos dedicamos a estudiar el tema, a analizar los sub temas y a una serie de preguntas y respuestas por tema. Todo esto requirió un tiempo de casi cinco horas. Recordando esa tarea continua y permanente que menciona la palabra, leamos: “…a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo” (Ef. 4:12).

Este trabajo es necesario, debido a que la ciencia de este mundo se manifestó y engañó a Adán y a Eva, quienes aceptaron la propuesta de llegar a ser como Dios. Ese árbol de ciencia del bien y del mal, se ha manifestado para todo el mundo desde hace miles de años. Por eso Dios ha dicho: “He aquí que aquel cuya alma no es recta, se enorgullece; mas el justo por su fe vivirá” (Hab. 2:4).

Este peligro se hace latente en la vida del ser humano, pero sobre todo en la juventud. Por ello, se trabaja en los retiros de jóvenes en diferentes regiones del país, con una afluencia de más de 300 jóvenes en cada evento. Con el propósito de reforzar o preparar al joven que, por el trabajo o bien por su formación técnica profesional, está bajo presiones o tentaciones que se manifiestan en el área secular donde se desarrolla.

Esa labor de edificación, y el trabajo en familia con niños y jóvenes, continúa en la iglesia cuando nos reunimos, leamos: “¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo para edificación” (1 Co. 14:26).

El estudio de la carta se debe aprovechar, para que la reunión sirva para un mejor crecimiento de la fe, del amor y de la esperanza, profundizando sobre el tema doctrinal que se presenta y haciendo preguntas o comentarios sobre el tema. A medida que seamos llenos de ese conocimiento y entendimiento doctrinal, tendremos el privilegio compartir y ampliar en casa y en el trabajo, lo que Dios nos da. Por eso, el estudio en el campo sirve para conocer más al Señor y su doctrina.

Recordemos lo que nos dice la palabra al respecto de esto: “Por tanto, guárdate, y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; antes bien, las enseñarás a tus hijos, y a los hijos de tus hijos” (Dt. 4:9). Y esto nos lleva a la labor de visitar a los vecinos o familiares que no conocen sobre el amor de Dios y el amor al prójimo; ayudando a los que están iniciando en el conocimiento de la verdad, que nos da la tan deseada libertad del mundo y de la carne.

Para entender la palabra de Dios tenemos que morir, nacer de nuevo y recibir el Espíritu Santo. Sin el Espíritu se puede predicar sólo un conocimiento y letra muerta; pero el Espíritu da vida y nos permite vivir con paz. Hay muchos líderes que sirven en diferentes lugares e iglesias, pero son movidos por el dinero o por las vanaglorias, y no entienden este precepto: “Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre…” (Jn. 14:15-16).

Los consejos de Salomón aportan a ese trabajo de edificación, al recordarnos cuando nos habla de la vanidad que vive el que no ama y teme a Dios. Leamos: “Ahora, hijo mío, a más de esto, sé amonestado. No hay fin de hacer muchos libros; y el mucho estudio es fatiga de la carne. El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre” (Ec. 12:12-13).

Entendamos y vivamos la palabra para permanecer seguros en el camino verdadero. Hagamos la obra del Señor y esperemos su venida. Y sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación. Que el Señor les bendiga. Amén.