En la palabra se nos enseña que por los frutos se conoce a las personas. Esos frutos son la evidencia de lo que hay en el corazón. Es la manifestación del verdadero ser interior. Y la misma palabra nos instruye en la verdad de Dios, para que nuestra conducta sea agradable. Leamos: “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza. Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, Y no desprecies la dirección de tu madre…” (Pr. 1:7-8).

         La iglesia, según la palabra, debe educar en el hogar. Es en el hogar en donde la mujer tiene el privilegio de enseñar y educar a hijos y a nietos; por tal razón se dice que ella es la ayuda idónea. Y el hombre, es el encargado como sacerdote de llevar a su familia al camino de la verdad. Por eso decía David: “Enséñame, oh Jehová, tu camino; caminaré yo en tu verdad; Afirma mi corazón para que tema tu nombre” (Sal. 86:11).

Este principio se dio a Israel y Moisés, después de la liberación de Egipto, donde recibieron los mandamientos para amar y servir a Dios. La prueba se dio en el desierto, durante cuarenta años, donde ellos clamaban a Dios, quien les daba agua y maná para alimentarlos, y preparándolos para pelear por la conquista de Canaán. Y también les aconsejó diciendo: “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes” (Dt. 6:6-7).

La falta de entendimiento ante esto, hizo que los rebeldes murieran; y sólo pasó la nueva generación que nació en el desierto y que fue agradecida. Luego Moisés descansó, dejando como guía a Josué. Y Josué invita al pueblo a escoger a quién servir, y él es firme al decir: “…pero yo y mi casa serviremos a Jehová” (Jos. 24:15). El corazón de los israelitas claudicaba ante los dioses amorreos y los otros dioses a quienes sus padres habían servido. Pero Josué entendió la verdad y eso lo llevó a la convicción firme de servir a Dios.

         La educación secular es importante. Los gobernantes en su política, destinan gran parte del presupuesto a buscar cómo mejorar la calidad de vida. En Centro América, los mejores resultados en educación se ven en Costa Rica, con un nivel educativo superior. Hay centros educativos en todas las provincias, con una formación de educadores con grado universitario. Ellos no invierten en formación militar; y es mínima la migración a Estados Unidos. Guatemala está buscando la superación, incrementando los centros educativos. Y en sus proyectos, hoy mencionan más de doce universidades, con planes de maestrías y doctorados. Pero las estadísticas indican un muy bajo nivel de resultados positivos.

En la educación, los estudiantes son sometidos a pruebas para evaluar su progreso. También a la iglesia se nos evalúa continuamente, por medio de la comprensión de la sana doctrina. El Señor nos da su palabra y el Espíritu para el servicio que debemos hacer y ofrecer a nuestros hermanos. Y para ello es necesario oír con fe y escudriñar las Escrituras, para vivir en santidad. Compartiendo y siendo edificados en la fe que agrada a Dios y que vence al mundo.

El Señor Jesucristo vino para enseñarnos a morir al mundo y a la carne. En sus tres años de ministerio, escogió a doce discípulos, a quienes enseñó a pelear y a caminar llevando la cruz. Y Jesús les dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Jn. 14:6). Y no olvidemos que también nos dice: “Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo” (Mt. 24:13). Será salvo del mundo y del dinero que es la raíz de todos los males.

Dios nos habla para que conozcamos la verdad, la cual se encuentra en la palabra y la oímos los días de servicio. Leamos: “Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará (…) Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin”  (Vs. 11, 12 y 14). Hoy por medio de la tecnología, el evangelio ha llegado a todo el mundo. Y a través de diferentes dispositivos podemos ver, escuchar, leer, etc., sobre el evangelio a cualquier día y cualquier hora.

El apóstol Juan, en sus últimos días, comprendiendo la importancia y el valor de este tema nos recuerda: “Pues mucho me regocijé cuando vinieron los hermanos y dieron testimonio de tu verdad, de cómo andas en la verdad. No tengo yo mayor gozo que este, el oír que mis hijos andan en la verdad” (3 Jn. 1:3-4). Y Juan también sabía que este principio debe de estar en los verdaderos hijos de Dios, leamos: “…a causa de la verdad que permanece en nosotros, y estará para siempre con nosotros…” (2 Jn. 1:2).

Hermanos, es importante que evaluemos nuestro amor a Dios y el amor al prójimo, para saber si andamos en la verdad. Pidamos a Dios que abra nuestro entendimiento y busquemos su verdad. Que Dios les bendiga. Amén.