Nuestra congregación comenzó con un pequeño grupo de jóvenes, hace cuatro décadas. Y durante todo este tiempo, son muchísimos los que han tenido la oportunidad de escuchar el mensaje de la palabra de Dios. Algunos han perseverado por un tiempo y luego se han retirado. Algunos otros, en medio de las pruebas y por la misericordia de nuestro Señor, seguimos perseverando con ánimo y luchando con fe. Reflexionando en lo que dice la palabra: “Porque muchos son llamados, y pocos escogidos” (Mt. 22:14).

Y entendemos que Dios invita a los que oímos su palabra, a negarnos y a tomar la cruz cada día, siguiendo al que dice: “…Yo soy el camino, y la verdad, y la vida…” (Jn. 14:6). Y queremos trasladar ese sentimiento a las familias que hoy cuentan con niños, adolescentes y jóvenes. Para que los padres, principalmente, tomen esa responsabilidad de continuar la enseñanza, la formación y sobre todo, el amor a Dios y al prójimo.    

La enseñanza secular queda libre, aunque contamos con un Centro Educativo abierto al público, en donde el personal se conduce con amor y temor. Y en donde se imparte a los estudiantes, además del programa secular, el conocimiento del amor de Dios. Sumado a ello, el Señor nos ha permitido tener un apadrinamiento para personas de escasos recursos. Y con todo ello, buscamos compartir la sana doctrina a esta generación.

Advirtiendo también del peligro de amar al mundo y al dinero, que es la raíz de todos los males. El Señor Jesús, promoviendo la unidad y la amistad en la iglesia y en la familia, nos dice: “Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando” (Jn. 15:14). Las prédicas nos llevan a la conciencia sobre el nuevo nacimiento y el bautismo del Espíritu Santo. Dando énfasis en conocer y entender la necesidad de permanecer en Jesucristo para fructificar, como dice el Señor: “…porque separados de mí nada podéis hacer” (V. 5).

         Y dentro de este trabajo en casa, podemos mencionar pasajes como estos: “El que ama el dinero, no se saciará de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacará fruto” (Ec. 5:10). Y también nos dicen las Escrituras: “Porque escudo es la ciencia, y escudo es el dinero; mas la sabiduría excede, en que da vida a sus poseedores. (Ec. 7:12). Por lo anterior, el Señor nos dice: “Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?” (Mt. 16:26).

         Tomemos tiempo y reflexionemos sobre la palabra. Roguemos a Dios entender cuando nos dice: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mt. 6:33). Dios nos ayuda, si de corazón le rogamos entender los misterios de su reino y su justicia. Para que junto a nuestros adolescentes y jóvenes, no caigamos en las trampas del maligno ni en el afán de lo material, como la comida, la bebida y el vestido, solamente.

Además, leamos y entendamos que: “El temor de Jehová es el principio de la sabiduría, Y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia” (Pr. 9:10). Y también: “He aquí, solamente esto he hallado: que Dios hizo al hombre recto, pero ellos buscaron muchas perversiones” (Ec. 7:29). No olvidemos que Eva, separada de Adán y de Dios, se encontró con el maligno, quien le dijo: “…sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal” (Gn. 3:5).

         Como una señal del fin del siglo, la ciencia está aumentando. Y estamos en tiempos peligrosos en donde los hombres se vuelven orgullosos y confían en sí mismos, pero sus vidas están torcidas. Pero nosotros debemos vivir con fe y fidelidad a Dios. Esa fe que viene por oír la palabra y que debemos estudiarla en casa como el pan de cada día.

Meditemos en esto: “El que guarda el mandamiento no experimentará mal; y el corazón del sabio discierne el tiempo y el juicio” (Ec. 8:5). En el juicio final, Dios separa las ovejas a la derecha y los cabritos a la izquierda. Y esta separación es definida por el amor y el servicio al prójimo que se pudo mostrar mientras estuvieron en la tierra. Leamos: “Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo (…) Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles” (Mt. 25:34 y 41).

Salomón nos dice: “Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia (…) porque la adolescencia y la juventud son vanidad (…) Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento…” (Ec. 11:9-10 y 12:1).

Salomón inició su reinado a los veinte años, siendo muy joven. Pero se enorgulleció, se dio al placer, se apartó de Dios, no aprovechó esa cobertura e influencia de su padre David, para seguir en el camino recto. Y como parte de su experiencia nos comparte lo siguiente: “…el mucho estudio es fatiga de la carne (…) Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre” (Ec. 12:12-13). Este es el consejo de la palabra del Señor para que el hombre tenga la vida eterna. Que Dios les bendiga. Amén.