Estamos ante una humanidad escéptica de lo espiritual y hundida en un mundo materializado y ambicioso por alcanzar deleites y placeres a granel. Un mundo cegado por la mentira de Satanás de poder encontrar la felicidad, por medio de lo material, fuera de Dios. Por ello es de suma importancia tratar de despertar la atención, con la ayuda del Espíritu Santo de Dios, hacia las verdades maravillosas que están contenidas en las Sagradas Escrituras, la Biblia. Cuyo conocimiento puede orientar los pasos de los hombres hacia la verdadera verdad, que es Cristo Jesús, el Salvador de todos los creyentes convertidos. En una carta anterior, estudiamos el maravilloso contenido profético del Libro de Daniel 9:24-26, y vimos el impresionante cumplimiento de esas profecías, escritas 530 años antes de que se cumplieran.

Vimos también cómo entre los versos 26 y 27, se entiende que se apertura un paréntesis, por llamarlo así, para darle a la humanidad la oportunidad de la salvación, mediante la preciosa sangre de Jesucristo, el Hijo de Dios. Constituyéndose así la dispensación de la gracia, que es la iglesia que ya lleva más de 2,000 años de existencia. Este nuevo pueblo de Dios, está conformado por judíos y gentiles, leamos: “…pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús (la iglesia) (Gá. 3:26-28).

Partiendo de su origen, en la muerte y resurrección de Jesús, la iglesia ha pasado por una serie de etapas, que se les denomina “dispensaciones”. Entiéndase: Épocas que han sido marcadas en sus características, por el modo de administrar Dios sus tratos con los hombres, en el curso del tiempo. Estas épocas están descritas en los capítulos 2 y 3 del Libro de Apocalipsis. En total son 7. Comenzando por Éfeso (deseable) (Apocalipsis 2:1-7). Representa el inicio de la  iglesia de Cristo sobre la tierra. Y reconocida por su amor, trabajo, paciencia, integridad y su debilitamiento en el amor a Dios.

Luego sigue Esmirna (mirra) (Vs. 8-11). Periodo de las grandes persecuciones y martirios a los cristianos, inmersos en pobrezas, sacrificios y cárceles. Pero sosteniendo un profundo amor y fidelidad a Dios. Ciertamente pobres materialmente, pero ricos espiritualmente. Dignos herederos de las riquezas de la gloria eterna. Duró hasta el año 316 D.C. Luego Pérgamo (enlace y exaltación) (Vs. 12-17). Es en este periodo que la iglesia se sumerge en el mundo, donde mora Satanás, después de la conversión de Constantino, quien  terminó con la persecución de la iglesia por los años 316 D.C. Permitiendo ciertas libertades que antes no hacía. Dios tiene que exhortar a esta iglesia porque consiente la doctrina de los nicolaítas (enseñoramiento) y de Balaam (mundanalismo).

Luego Tiatira (continuo sacrificio) (Vs. 18-29). Esta es la prolongación del papado romano, iniciado en Pérgamo con la conversión de Constantino. Dios censura la doctrina de los nicolaítas (señorío papal), la de Balaam (la mundanalidad), y el sincretismo religioso pagano-mundano, representado por Jezabel, que introdujo la idolatría a Israel. Pero resalta al remanente que, en medio de ese sistema corrupto, conservó su fidelidad a Cristo. Luego Sardis (residuo o remanente) (Apocalipsis 3:1-6). Este es un mensaje de advertencia a una iglesia moribunda, que tiene nombre de que vive pero está muerta. Es un verdadero preámbulo a la iglesia del fin, previo al rapto. Ha olvidado lo que de Dios ha recibido, pero tiene algunos -un remanente- que no han manchado sus vestiduras.

Luego sigue Filadelfia (amor fraternal) (Vs. 7-13). Este mensaje contiene las características de la iglesia verdadera, la que será raptada. Es una verdadera embajada del cielo, que mantiene la puerta abierta de la salvación a través de un mensaje sobrio y verdadero. No contaminado por la avaricia que invade el mundo entero. Un pueblo humilde y sencillo, santo y celoso de buenas obras, que retiene la palabra y no ha negado el Santo nombre de Jesucristo, a pesar de la corrupción que invade a la iglesia profesante y al mundo entero. Por tanto, el Padre promete guardarla del juicio que viene sobre la tierra, y le promete la corona de la vida eterna.

Y por último, la iglesia de Laodicea (el derecho de las gentes o justicia del pueblo) (Vs. 14-22). Es la culminación de un proceso degenerativo de siglos y siglos. Es la condición final de la iglesia que está exactamente en las fronteras del rapto de la iglesia por Jesucristo. Es el mensaje a una iglesia apóstata, que le da más importancia a las cosas del mundo, y no a las cosas que le pertenecen a Dios y a la vida eterna. Y todo esto, sin soltarse de la mano de Cristo, según ella. En esta iglesia profesante y mixta, con un lujo de sincretismo, el importante y soberano no es Dios, sino el YO. Predomina la soberbia y no la humildad; el deleite y el placer, y no la negación y la muerte a uno mismo; la apariencia y no la verdad de espíritu.

Se creen ricos y son pobres, se creen santos y son inmundos, se creen hijos de Dios y con sus obras demuestran que su padre es el diablo. Creen que lo saben todo y no necesitan que nadie les enseñe y son unos pobres, ciegos e ignorantes de las verdades eternas. Se creen vestidos y protegidos por Dios al considerarse hijos de él, pero están desnudos y sin esperanza de salvación por la dureza de su corazón. Buscan lo suyo propio y no lo que es de Cristo. Son amadores de sí mismos, vanagloriosos, aborrecedores de lo bueno, desobedientes a los padres. Es una iglesia que no es caliente ni fría, es tibia, y le provoca a Dios náusea y repudio. Tiene apariencia de piedad, pero con sus hechos niegan la eficacia de ella sobre sus vidas.

Queríamos saber ¿cuál es el momento actual profético que vivimos? Pues mi amado hermano, es este: “…ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene (el Espíritu Santo), hasta que él a su vez sea quitado de en medio (a la hora del rapto). Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca (batalla de Armagedón, Apocalipsis 19:15), y destruirá con el resplandor de su venida (segunda venida de Cristo)…” (2 Ts. 2:7-8). Mi amado hermano ¿está preparado para el rapto? Cristo viene ¿cuánto tiempo falta? No lo sé, pero sé que está cerca y vendrá como ladrón de noche. ¿Vive usted como hijo de la luz o está en las tinieblas aún? Que Dios le bendiga y le arrebate. ¡MARANATHA!