¿Quiénes son los gentiles?

14 abril, 2020

La inclusión de los gentiles dentro del plan de salvación de Dios, fue establecida desde los albores de la humanidad. Leamos: “En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra…” (Gn. 22:18). Dios
nunca menospreció al ser humano como especie creada, como la corona de la creación. A partir del momento que el hombre peca, el plan divino comienza a trazarse. Todas las naciones serían tomadas en cuenta.

El alcance de la salvación sería tan amplio, que cubriría a todos los seres humanos creados, leamos: “Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a
Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones” (Gá. 3:8). Pero hay algo muy importante en este plan divino. El simple hecho de ser criatura de Dios, no me da el derecho para ser salvo, sino que tengo la oportunidad de alcanzarla. Pero será mediante la fe que mostró Abraham, en su relación con su Creador, lo que me permitirá ser incluido en ella. Por eso dicen las Escrituras: “Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia.

Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham (…) De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham” (Vs. 6, 7 y 9). Quiere decir entonces, que el vínculo que me permitirá alcanzar esa bendición prometida por Dios a todas las naciones del planeta, sin distinguir lengua, color, raza, estrato social, etc., es la fe. Sí, la fe de Abraham es el vínculo que une su descendencia. Es el ADN espiritual que crea un pueblo excepcional, distinto, al cual Dios le llama: “sus hijos y descendencia de
Abraham”.

La palabra “gentiles”, viene del término griego: “Ethnos”. De aquí proceden las palabras castellanas: étnico, etnias. Esto significa: una multitud o compañía de mucha gente. Es una multitud de personas de la
misma naturaleza o género, una nación, un pueblo. También de aquí procede la palabra: “gente”. Entendiendo el origen de la palabra gentil, comprendemos que todos somos gente, gentiles, criaturas de Dios.

Me pregunto: ¿Adán y Eva eran israelitas? La respuesta es no. Ellos eran gente, el origen de los pueblos y naciones del mundo entero. Eran el punto de partida de la población terrestre. Era el origen de un género, el cual eran: “los humanos”, diferentes al resto de las criaturas creadas por Dios. Comprendemos entonces que la salvación lleva un propósito específico, que es el rescate o salvación de los hombres, como género creado por Dios. Pero esto no quiere decir que todos los hombres son hijos de Dios ni tampoco, que por el hecho de ser descendientes de Abraham según la carne, somos hijos de Dios, en el caso específico de los israelitas, no.

No es así, leamos: “…ni por ser descendientes de Abraham, sontodos hijos; sino: En Isaac te será llamada descendencia. Esto es: No los que son hijos según la carne son los hijos de Dios, sino que los
que son hijos según la promesa son contados como descendientes” (Ro. 9:7-8). El patriarca Abraham creyó en la promesa hecha por Dios, a pesar de que él era un anciano y su esposa también. No obstante, Abraham creyó “y le fue contado por justicia”. Y de sus lomos Dios levantó un pueblo llamado Israel, para que fuera un pueblo distinto, diferente a los demás pueblos del mundo. Pero no todos creyeron así como Abraham creyó.

Y es aquí cuando se genera la división entre los descendientes según la carne y los descendientes según la promesa. Sería la fe, esa fe genuina, esa fe exenta de apariencias e hipocresías, la que marcaría la diferencia entre los que son y los que no son. En los tiempos del Señor Jesús, se usó este término “gentiles”, para diferenciar al pueblo de Israel de las demás naciones, entiéndase griegos, romanos, etc.
En términos generales, “gentil”, bíblicamente hablando, era toda persona no israelita y que tenía prácticas paganas, idólatras, perversas, muy alejadas de la obediencia a los mandamientos del Señor.

Obviamente sus costumbres no coincidían con las del pueblo de Israel. Leamos “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna” (Jn. 3:16). Observe con atención que la diferencia la iba a marcar de nuevo la fe, porque dice “todo aquel que en él cree”. La cobertura de la salvación es universal, pero la diferencia, nuevamente la iba a definir la fe.

Debemos aceptar que la fe define una identidad en el que la posee. Produce una actitud evidente, palpable, objetiva hacia las promesas y mandamientos establecidos por Dios a través de Jesucristo. ¿Cuántos creyentes que se llaman cristianos, se atribuyen derechos y le exigen a Dios de manera irreverente y abusiva que les oiga, les responda y les dé lo que ellos piden, sin importar si lo que piden está de acuerdo o no a la voluntad de Dios? Y esto, sólo porque se creen, según ellos, hijos de
Dios, por medio de Jesús. Mi amado hermano, no caigamos en el error de Israel, que se creyeron descendientes de Abraham sólo tomando en cuenta su origen genético y no espiritual.

La iglesia de Jesucristo está conformada por millones de seres humanos, pero ¿cuántos de ellos viven por fe?, ¿La fe que usted dice tener es evidente? La palabra de Dios dice: “el justo por la fe vivirá”. “Y sabemos queDios no oye a los pecadores; pero si alguno es temeroso de Dios, y hace su voluntad, a ése oye” (Jn. 9:31). Tiempo es de buscar a Dios yubicarse perfectamente en sus caminos. Que nuestra vida marque la diferencia y que el poder del Espíritu Santo sostenga nuestra vida conforme a la voluntad de Dios. En estos momentos de aflicción y angustia para el mundo, mostremos la virtud maravillosa de la paz que produce la fe.

Le suplicó a Dios en oración que sostenga a su pueblo en esa victoria que vence al mundo: NUESTRA FÉ. Dios les bendiga. Amén.