Siempre ha existido en la humanidad el idealismo, así como los idealistas. Y desde que el hombre dejó de depender de Dios, el absolutismo intelectual pasó a ser la nueva normativa de vida, usando la imaginación abstracta como la guía y refugio de su existencia. Y surge la “teoría filosófica”, hablando que las ideas existen más allá de quien las piense; y sostiene que son la mejor forma de adquirir conocimiento; y aquellas como doctrinas, son el punto de partida de todo conocimiento posible sobre lo existente.
Por supuesto, aunque estas ideas no son originales sino influenciadas por el mismo Satanás, el «gran homo sapiens» vivirá engañado por un espíritu de error, que radica en su puro intelecto. Y que le hace pensar en aquellas ideas “genialmente perfectas” según él, como la excelencia. Es allí, precisamente, en donde nace el “idealista”, el cual refuta, argumenta, juzga y condena todas las acciones, leyes y principios universales creados por Dios, incluyendo a Dios mismo.
Todos estos principios fueron concebidos y creados aun antes que el hombre mismo, aunque en su ignorancia o su conocimiento a medias, él las contradice. Naciendo así, la misma ciencia secular en “su método científico”, el cual parte de una premisa o hipótesis, la cual no reconoce la existencia de Dios y, por ende, tampoco su señorío, conocimiento y la sabiduría eterna que pertenecen a aquel Dios Creador y Omnipotente.
Los filósofos reconocen a Platón como el padre del idealismo. Pero realmente estamos en un origen más antiguo, espiritual y perverso, que es precisamente el del adversario o el diablo mismo. Pues, llenando la mente del primer hombre de autosuficiencia e ideas extrañas, lo hace su esclavo. Y lo hace adoptar su espíritu y compostura, para así actuar en su mundo materialista, durante toda la trayectoria de su vida eminentemente existencialista, bajo la idea de un realismo. Y es así como hasta el día de hoy, son las ideas de los hombres, las mismas, aunque torpes y necias, las que gobiernan las vidas y las naciones enteras.
¿Qué nos habla la palabra al respecto? Leamos: “Dice el necio en su corazón: No hay Dios. Se han corrompido, e hicieron abominable maldad; No hay quien haga el bien. Dios desde los cielos miró sobre los hijos de los hombres, Para ver si había algún entendido Que buscara a Dios. Cada uno se había vuelto atrás; todos se habían corrompido. No hay quien haga lo bueno, no hay ni aun uno” (Sal. 53:1-3).
Estamos en un serio problema, como en arenas movedizas, y en cuanto más nos movemos o evolucionamos, según nosotros, en esta línea de pensamientos, más involucionamos y nos hundimos en el pozo de la frustración y la autodestrucción. Y nos dicen las Escrituras: “Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios…” (Ro. 1:21-22).
Ahora ¿qué pensamos realmente ante este fatal fracaso del hombre y su absolutismo ideológico? Si seguimos pensando y razonando conforme a los cánones humano-satánicos, no tomaremos en cuenta la única y absoluta verdad expresada por Dios mediante la fe. Esta reconoce humilde y sinceramente un señorío. Y además de su status de calamidad y torpeza, decide reconocer a Dios como Dios, que no es nada complicado. Y es que si tan sólo pudiésemos ver a nuestro alrededor. Por eso dice la palabra: “Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y su deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa” (V. 20).
Dice además la Escritura: “Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos. Y él enderezará tus veredas. No seas sabio en tu propia opinión; Teme a Jehová, y apártate del mal; Porque será medicina a tu cuerpo, Y refrigerio para tus huesos” (Pr. 3:5-8).
Dios, en su infinito amor y misericordia, pensando en nuestras debilidades y falta de entendimiento, nos ha revelado a través de sus siervos y profetas cuál es el valor único para ser perfectos y aprobados para con Dios median te la obediencia y sometimiento. Sin embargo, nadie oyó. Pero luego, por amor, él mismo en la encarnación en Jesucristo nos vino a enseñar la perfecta obediencia y sometimiento al Dios Eterno, en beneficio de nuestra misma vida.
Leamos: “…el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios, como cosa a que aferrar se, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres, y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Fil. 2:6-8).
Mi muy amado amigo y hermano: creo que es tiempo ya que con más diligencia renunciemos, en un acto de humildad, a nuestras teorías e ideas hipotéticas, individualistas y autosuficientes. Vivamos una vida llena de libertad y de paz, la cual Dios otorga a cada uno de los que en obediencia nos sometemos voluntariamente a sus leyes y principios.
Roguemos compasión al Señor, para que ponga en nosotros de su Espíritu para poder amarlo y reconocerlo. Así sea. Amén y Amén.