Evangelio Sin Acepción

3 diciembre, 2024

El Señor Jesucristo nos dice a aquellos que somos parte de su iglesia: “Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?” (Mt. 7:11). Y en el Antiguo Testamento, Dios le dice a su pueblo Israel: “Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados” (Is. 43:25).

Por amor a Dios y al prójimo, los pastores Edwin Arévalo y Saúl Cea, junto a algunos diáconos, dejaron sus actividades seculares y a su familia durante algunos días, para llevar la gracia y misericordia a las personas y hermanos que en algún momento dejaron su país de origen, para emigrar a Estados Unidos en busca de solucionar los problemas económicos.

La primera visita, ya hace varios años, fue motivada por el hermano Jesús Alvisurez, quien acompañó en la gira e hizo los contactos con algunos hermanos y familias que se encontraban en Houston, Texas, y en San Francisco, California; y en otros viajes a Oklahoma y New York.

Y desde hace algunos años, aparece en la revista Ekklesía, el segmento de los viajes misioneros al norte, los cuales se han realizado durante estos últimos años con la ayuda de Dios. Recientemente se concluyó el último viaje, en donde nuestros hermanos misioneros se reunieron con hermanos y familias, para compartir la palabra y glorificar a Dios.

En cada lugar se hicieron dos servicios generales y un servicio dirigido especialmente a la juventud. Los lugares visitados fueron: Miami, Florida; Oklahoma; Antioquía, Los Ángeles y Canoga Park, en California; Houston; Maryland; Manchester y Nueva York. La asistencia fue numerosa y la mayoría eran jóvenes. Ellos expresaban con lágrimas la gratitud a Dios por los cambios que están experimentando y el entendimiento de la palabra que nos ayuda a conocer y amar a Dios y dejar el mundo.

El Señor Jesús trajo el evangelio para todos, dándonos a conocer los misterios del reino por medio de diferentes parábolas. Y para los que anhelamos servir a Dios, nos dice: “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí…” (Jn. 5:39).

El problema viene cuando no entendemos que necesitamos morir al mundo y sus deseos, y nacer de nuevo para recibir el Espíritu Santo y tener la fe que agrada a Dios y vence al mundo. Este proceso se puede afirmar en casa, con la Biblia y con la conversación en familia, bajo un mismo sentir de la búsqueda de Dios. Inquiriendo aun con las autoridades como pastores y diáconos para aclarar dudas y ser libres de pensamientos del enemigo.

Si en casa el padre tiene una buena comunicación y comunión con los hijos, nacerá una amistad para ayudarles y resolver o encontrar soluciones a las adversidades y aflicciones que se dan en la vida, especialmente cuando se es adolescente o joven. Si en casa no se tiene a un confidente, lamentablemente en la escuela o en el trabajo aparecerá alguna persona que sin el temor a Dios ni el conocimiento de la palabra, puede inducir a malas costumbres y malas acciones.

Pero si oímos y vivimos los consejos de Dios, como padres debemos dedicar tiempo con los hijos en casa para estudiar su palabra. Y si esto se hace, traerá como efecto una buena tierra que produce frutos agradables que glorifiquen a Dios. Como ejemplo tenemos a Timoteo, quien fue orientado en casa y fue colaborador de Pablo, ayudándole a escribir algunas cartas y confiándole el ministerio de pastorear a una iglesia importante.

La sabiduría está en la palabra que se da en la iglesia, leamos: “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer” (Jn. 15:13-15).  Esto se refiere a Dios y a los siervos, para conocer la verdad que nos ayuda a ser libres del engaño del pecado, pues el maligno siempre ofrecerá ese conocimiento de bien y mal para apartar al hombre de Dios y hacerlo caer en sus prisiones.

La palabra nos dice que estamos en el tiempo del fin, porque la ciencia está aumentando (léase Daniel 12:4). Y el Señor Jesús lo afirma al decir que el amor se enfriará y la fe se escaseará. Estas palabras son de Dios para sus hijos. Por ello debemos mantener una continua necesidad de Dios, para que su poder se manifieste en nuestras vidas y aunque tengamos poca fuerza, podamos guardar su palabra.

Por último, el Señor le dice a su iglesia: “Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero. Y esta es la voluntad del que me ha enviado; que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero” (Jn. 6:39-40). Todavía hay un mensaje de fe y esperanza para aquel que quiera atender al llamado del Señor Jesucristo.

Gracias Señor, por el sentimiento que has puesto en nuestros pastores y diáconos, para llevar tu mensaje y alcanzar con tu misericordia a aquellos que guardan en su corazón la semilla de tu palabra. Ayúdanos a vivir, a enseñar y a practicar la sana doctrina de tu evangelio. Que Dios les bendiga. Amén.