Dios Tiene El Control De Todo

22 diciembre, 2020

“Dios tiene el control de todo”
Hay un principio divino que parte desde la formación del hombre en el
origen de todas las cosas. Y es parte del plan maestro de nuestro Dios
creador, el cual en su presciencia, sabía quiénes serán sus hijos. Estos
abrazarán su palabra como su guía, lumbrera y brújula que los guía por este
tortuoso camino, hacia la salvación del alma. Y el Espíritu Santo de Dios los
conducirá, proveyéndoles poder y discernimiento, en ese conocimiento
adquirido. Leamos: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las
cosas les ayudan a bien…” (Ro. 8:28). Dice “todas las cosas”. Esto indica
que absolutamente todo lo que pueda acontecer en la vida de un fiel
creyente, está bajo el control de Dios. Que no hay nada que pase en tu vida,
en donde la mano misericordiosa de Dios no esté interviniendo.
Debemos de comprender que tanto lo bueno como lo malo que me
acontezca, es parte de ese proyecto divino de formar en mí la imagen de su
amado Hijo Jesús, leamos: “¿Quién será aquel que diga que sucedió
algo que el Señor no mandó? ¿De la boca del Altísimo no sale lo malo
y lo bueno?” (Lm. 3:37-38). La esposa de Job, ignoraba la voluntad de
Dios formando una nueva criatura en él. Y Job, en su dolorosa prueba, le
dice: “… ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo
recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios” (Job 2:10). En
medio de semejante circunstancia, aquel santo varón de Dios no pecó ni
encontró despropósito alguno de Dios en su vida. Y haciendo uso de la
paciencia, esperó a que Dios completara su obra en él.
A lo largo de nuestra vida, nos enfrentamos a una serie de
acontecimientos que dejarán huellas profundas en nuestra conciencia y
servirán para moldear nuestro ser interno; y así, Cristo se está formando en
nosotros. Estas experiencias pueden presentarse aun antes que tengamos
conciencia de Dios, pues el altísimo ya sabe cuál es nuestro destino. Por lo
tanto, desde el vientre de nuestra madre nos conoció y comenzó la buena
obra en nuestras vidas. Puede haber muchas experiencias, que de niños no
entendimos por qué se dieron; las venimos a comprender cuando
conocemos los propósitos de Dios para con nosotros.
Dice el Señor: “…Yo te ceñiré, aunque tú no me conociste (…) yo
Jehová (…) que formo la luz y creo las tinieblas, que hago la paz y creo
la adversidad. Yo Jehová soy el que hago todo esto” (Is. 45:5-7).
¡ALELUYA! Esto da confianza y paz en medio de la adversidad. Porque
comprendemos que no estamos solos ni debemos sentirnos desamparados.
Es que Dios mismo está labrando el hombre interior, creado según él para
toda buena obra.
Mi amado hermano, la paciencia se alimenta de la esperanza; y la
esperanza se fortalece en la fe. Por lo tanto, debemos fortalecer nuestra fe

en el poder del Santo Espíritu de Dios. Esa fe que no avergüenza, sino que
nos vuelve valientes en el poder del Señor. No temamos de lo que pueda
hacer el hombre y aun Satanás mismo, pues Dios tiene el control de todo.
Sólo seamos pacientes, porque el Señor dijo: “Con vuestra paciencia
ganaréis vuestras almas” (Lc. 21:19).
Todo tiene una razón
La Biblia nos enseña una serie de ejemplos de hombres que vivieron
situaciones bien complicadas y difíciles, que en su momento no lo
entendían. Y hasta recurrieron a artimañas para salir airosos de aquellas
incómodas experiencias, que al final serán para beneficio no sólo del
personaje sufriente, sino también para el resto del pueblo. Veamos algunos
ejemplos:
1. José, hijo de Jacob, nacido en la vejez de su padre. Fue muy
amado de Jacob y esto despertó tal envidia en sus hermanos, que lo
lanzaron a un pozo seco con la intención de dejarlo morir. Pero optaron por
venderlo a unos mercaderes, quienes lo vendieron a Potifar, un alto
funcionario de Egipto. Después, la esposa de Potifar se enamoró de José y
lo acusó de intento de abuso, cuando él se negó a acceder a su intención
pecaminosa. José pasó en la cárcel varios años, hasta que fue llamado por
Faraón para que interpretara un sueño profético. Esto le permitió ser el
segundo después de Faraón. Y al final vino a ser el vehículo de bendición
que Dios usó, para preservar a todas las tribus de Israel de la tremenda
hambruna que se desató en aquella época.
¿Fue casualidad? ¿Será que José entendió desde el principio de sus
sufrimientos el plan de Dios? No, no entendió el desarrollo del plan de Dios
para José y su pueblo Israel. Leamos las palabras de José a sus hermanos
al final: “Y Dios me envió delante de vosotros, para preservaros
posteridad sobre la tierra, y para daros vida por medio de gran
liberación” (Gn. 45:7).
2. Moisés, el gran profeta y libertador de Israel. Perseguido por la
muerte desde el día de su nacimiento. Fue preservado por la mano de Dios
y rescatado de las aguas del Nilo, por la hija de Faraón. Vivió como hijo de
Faraón, rodeado de lujos y comodidades. Pero a los cuarenta años, tiene
que huir al desierto por haber asesinado a un egipcio. De repente, su
estatus cambia. De hijo de Faraón, se convierte durante cuarenta años en
pastor de ovejas en el desierto; acostumbrándose a las penurias y
escaseces de ese estilo de vida. Pasando de la soberbia de ser hijo de un
Faraón, a ser el hombre más manso de la tierra. Pero esto, por lo que
padeció y sufrió, hasta el día que fue llamado por Jehová para que libertara
a su pueblo esclavo en la tierra de Egipto.

¿Fue casualidad? ¿Entendió Moisés la razón de sus padecimientos y
sufrimientos en el desierto? No, mi amado hermano. Pero al final lo
comprendió y glorificó a Dios cuando vio a su pueblo libre de Faraón.
Y qué más podría escribir sobre David, perseguido por el rey Saúl.
Daniel en el foso de los leones. De Sadrac, Mesac, Abednego y Belsasar,
en Babilonia. Elías, perseguido por Jezabel, etc. Y ya no digamos de mi
Salvador Jesús, que por lo que padeció vino a ser autor de eterna salvación.
Mi querido hermano, muchas veces nos toparemos con estas
interrogantes: ¿por qué me toca sufrir así, o padecer esto, o llevar esta
carga? ¿Será que Dios me ha abandonado, será que me oye Dios? “¿Dirá
el barro al que lo labra: Qué haces?; o tu obra: ¿No tiene manos?” Dios
tiene el control de todo. Que Dios les bendiga. Amén.