Dijo el Señor Jesús a sus discípulos: “Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan” (Mt. 11:12). En este pasaje bíblico, el Señor advierte acerca de dos acontecimientos reales que estaban sucediendo y quizás sus discípulos no habían discernido. Era importante para el Señor Jesús, advertir a sus discípulos de la realidad a la que cual se estaban enfrentando. El Señor se los explica en este breve versículo. En primer lugar, «la violencia
contra el reino» que el Señor Jesús venía a establecer, era anunciar un reino dentro de otro reino adversario. La irrupción del reino de los cielos, dentro del reino de las tinieblas no podía ser recibida de otra forma por su acérrimo enemigo que es Satanás.
Recuerda que el profeta Juan el Bautista le decía a la gente:“…Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mt.3:2). Anunciando de esta forma el ministerio del Señor Jesucristo. Esto desató la furia
del príncipe de este siglo, el diablo; y el profeta Juan el Bautista fue apresado por Herodes el Tetrarca, quien se sentía redargüido por el mensaje de aquel santo profeta. La forma fogosa y vehemente (ardiente y lleno de espíritu) con que Juan el Bautista predicaba y anunciaba el reino de Dios, tenía que ser detenida a toda costa por los súbditos del diablo. Ellos tenían que hacer uso de violencia para amedrentar a aquellos que apoyaban al profeta de Dios, quien al final de sus días, fue decapitado por mandato del Rey Herodes. Razón tenía el Señor Jesús cuando dijo que desde los días de Juan el Bautista, el reino de los cielos sufre violencia. Noiba a ser sencillo el establecimiento de un reino dentro de otro. Era ni más ni
que el reino de luz versus el reino de las tinieblas. Durante siglos de siglos, Satanás había establecido su poder y dominio sobre todos los rincones de este mundo, la palabra de Dios dice: “…y el mundo entero está bajo el maligno” (1 Jn. 5:19). Satanás no iba inocentemente a ceder sus derechos de dominio y poder, con los cuales mantenía a toda la humanidad a su incondicional servicio.Las palabras de nuestro Jesús no eran exageradas, habría mucha violencia, mucha resistencia de Satanás y sus hordas. A muchísimos los perseguirían y matarían de muchas formas, siendo la principal víctima de esa violencia el mismo Señor Jesucristo, el cual, desafiando a la misma muerte, arma con la cual sujeta y amedrenta el diablo a los hombres, lo venció victorioso al tercer día, después de haber sido crucificado por los romanos y con el beneplácito de sus propios conciudadanos judíos.
A partir de este acontecimiento, la iglesia de Jesucristo (el reino de Dios), con violencia espiritual se abrió paso en medio del reino enemigo a lo largo de los siglos.En segundo lugar, la violencia de los que queremos entrar a ese reino. La palabra griega “biates”, describe el carácter que debe tener todo creyente que desea entrar a ese reino; a sabiendas de que nos enfrentamos a un enemigo que no perdona ni conoce la misericordia. Se entiende -de la interpretación de esta palabra- como violento a una persona vigorosa, la cual denota «resolución yfirmeza» en todas sus acciones. No duda de sus decisiones ni tambalea ante el acecho del enemigo, sino que está plenamente convencido de lo que cree y en quién cree. Además, se entiende como violento al que es valiente. No un timorato que se deja amedrentar con las amenazas de Satanás, sino una persona esforzada y muy animosa que se sobrepone a ¿adversidades con un tremendo ánimo. Tomando fuerzas de la firme convicción que hubo en nuestro Salvador Jesús, quien es el perfecto ejemplo a seguir. Por último, se entiende también como violento a una persona fuerte, que lucha intensamente por aquello que ama y valora. Es aquel creyente que resiste con paciencia y perseverancia las embestidas de Satanás, hasta que él huye de nosotros. Mis amados hermanos, Satanás sigue luchando contra el reino de Dios (su iglesia) y los valientes son los que arrebatan el reino. Debemos abrirnos paso con fuerza y convicción, usando cuanto recurso tengamos para darle continuidad al mensaje salvador de nuestro Señor Jesús. Recordemos sus palabras “…Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones…” (Mt. 28:18-19). Adelante pueblo de Dios, Cristo va al frente en esta lucha contra las tinieblas. Dios les bendiga.