La Comunión Por La Palabra

20 agosto, 2024

“Porque Jehová abomina al perverso; Mas su comunión íntima es con los justos” (Pr. 3:32). La comunión por medio de la palabra del Señor, nos mueve a buscar el conocimiento de Dios y la amistad con él y con nuestro prójimo. Este es un valor en el que se debe de trabajar y promover desde el hogar, ya que en la comunión hay bendición. Y, además, para que nuestros hijos y nietos, desde niños y adolescentes, puedan presentar una defensa honesta ante la maldad y la corrupción de este mundo.

El sistema se ha degenerado desde los centros educativos, en donde se establecen relaciones de amistad con compañeros que tienen otros valores y con los que se tendrá que convivir durante varios años. Y luego, en el medio de trabajo, se presentarán oportunidades para intercambiar ideas que afectan nuestra comunión con Dios y con su pueblo. Cuando esto ocurre, el pecado toma ocasión y fuerza para seducirnos a los deseos de la carne. Y en la palabra encontramos que el inicuo y perverso es abominable por su mala conducta y sus malos frutos, que son el resultado de la falta de temor y amor a Dios.

La función de los padres es guiar a los de casa, por eso Moisés le dice a Israel: “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón…” (Dt. 6:4-6). El efecto de esto lo vemos en Josué al decir a Israel: “Pero yo y mi casa serviremos a Jehová”. ¡Gloria a Dios!

El conocimiento de la palabra se da como doctrina, se publican cartas, pero el efecto no se está dando en la fe y el amor que Dios espera de su iglesia. Por ello se justifican los retiros juveniles. Y se mejora la comunión en el hogar, si se toman unos minutos para repasar o aclarar conceptos doctrinales que se dan en los cultos. Y en especial, en los retiros juveniles, con presencia y experiencia de los padres o abuelos, para entender y vivir la palabra que se recibe en la iglesia, para lograr la comunión y la bendición que nos ayude a entender la palabra de Dios para el pueblo.

Como hijos de Dios, debemos oír y entender la palabra, cuando nos habla que el principio de la sabiduría es el temor al juicio que todos pasaremos ante Dios, quien sabe lo que somos y lo que hemos hecho. Por eso tenemos el compromiso de mantener el testimonio de Jesús en nuestra vida, en todo lugar en donde estemos, leamos: “Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer” (Jn. 15:14-15).

          El mundo continúa con el ofrecimiento que hizo caer a Eva: «ser como Dios, si comen del árbol del conocimiento del bien y del mal». Y hoy, que la ciencia del mundo ha aumentado, como una señal del fin, debemos permanecer en esa comunión con Dios. Tuve compañeros considerados como amigos por la comunión y afinidad. El primero: graduado, casado, con un trabajo productivo y joven; recién casado, dejó de existir viendo una pelea de boxeo. El segundo, también bajo las mismas condiciones, murió en un accidente de motocicleta. Y el tercero, con quien trabajamos y estudiamos con dificultades, viajó a México para sacar su maestría; sólo duró dos meses y volvió al país para que su esposa e hija lo vieran y lo enterraran. Es lamentable, pero cierto.

El Señor nos habla en su palabra para entender su voluntad, leamos: “La comunión intima de Jehová es con los que le temen, Y a ellos hará conocer su pacto. Mis ojos están siempre hacia Jehová, Porque él sacará mis pies de la red” (Sal. 25:14-15). También dice: “…He aquí que el temor del Señor es la sabiduría, Y el apartase del mal, la inteligencia” (Job 28:28). Salomón agregó: “Hijo mío, no se aparten estas cosas de tus ojos; Guarda la ley y el consejo, Y serán vida a tu alma, Y gracia a tu cuello. Entonces andarás por tu camino confiadamente, Y tu pie no tropezará” (Pr. 3:21.23).

El que sirve en la iglesia, muestra la comunión que se mantiene con Dios y su manifestación como Padre, Hijo y Espíritu Santo, leamos: “…lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo” (1 Jn. 1:3). “Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor” (1 Co. 1:9). Y, además: “La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén” (2 Co. 13:14).

          Como iglesia viva se nos dice: “Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado” (1 Jn 1:6-7).

          Isaías nos aconseja: “Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David” (Is. 55:3). Que Dios nos permita vivir conforme su palabra, ya que él espera que practiquemos el amor, enseñando todo esto a nuestra familia. Que Dios nos ayude a vivir en unidad y comunión. Dios les bendiga. Amén.