Este fin de semana pasado, los jóvenes de Palencia planificaron y coordinaron el primer campamento juvenil del año. Luego de su aprobación y faltando menos de dos semanas para este evento, se dieron murmuraciones de inconformidad por una decisión disciplinaria. El Consejo Pastoral invitó a los líderes para analizar y aclarar las disposiciones tomadas, danto el tiempo para escuchar la reacción de los asistentes. Y la reacción de varios jóvenes, algunos con lágrimas, fue de reconocer los malos entendidos. Esto ocurrió a diez días para el campamento. Y por lo ocurrido, recordamos al apóstol Pablo quien nos dice: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien…” (Ro. 8:28).

La palabra también nos aconseja, así como Moisés a Israel: “Por tanto, guárdate, y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; antes bien, las enseñarás a tus hijos, y a los hijos de tus hijos” (Dt. 4:9). Agregamos el proverbio: “El que guarda el mandamiento guarda su alma; Mas el que menosprecia sus caminos morirá” (Pr. 19:16). Y el Señor Jesús nos dice: “…Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Jn. 14:6).

         El campamento se aperturó con la audiencia de 300 jóvenes, procedentes de varias iglesias hijas. Los temas fueron: “Pérdida de principios y valores espirituales”, “¿Estás dispuesto a llevar la cruz?” y “Las consecuencias de la desobediencia a los padres”. Gracias a Dios, al concluir cada tema, un elevado porcentaje de los oyentes pasaban al frente, postrándose y humillados, como señal de arrepentimiento para iniciar el camino que nos mueve a amar a Dios y al prójimo.

Como parte del programa, dos jóvenes fueron bautizados, entendiendo lo que significa morir y nacer de nuevo para buscar la llenura del Espíritu. El Señor nos dice: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer” (Jn. 15:5).

Los dirigentes juveniles de Palencia, movidos por Dios, nos compartieron una alabanza que surgió en este sentimiento, y parte de su letra dice: “…Y te pido perdón, me alejé de tu amor y mi vida se perdió; ya no quiero volver a perderte otra vez, quiero permanecer a tu lado mi Señor”. Gracias a Dios por lo que los jóvenes manifiestan; y el Señor responderá para crecer en fe, amor y esperanza.

La clausura fue el sello de la obra de Dios por el estudio de la palabra. Se compartieron regalos y algunos recuerdos, siendo lo más evidente, la libertad de muchos jóvenes que con lágrimas expresaron su gozo y gratitud por lo que se hizo y se escuchó para conocer y amar a nuestro Dios.

Deseamos que los jóvenes de las iglesias hijas que asistieron, compartan en sus lugares que Dios no ha cambiado, él tiene la palabra y el Espíritu Santo para permanecer en unidad y en santidad. Esperamos que cada joven comparta, especialmente en su hogar, recordando la palabra que nos dice: “Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él” (Pr. 22:6).

Esto se dará, si en casa leemos y escuchamos la palabra de Dios. Y esto se afirma o acrecienta con la conducta en los tiempos de crisis. Por eso dice: “Por sus frutos los conoceréis”, entiéndase la conducta en donde trabajamos o estudiamos. Salomón resume el libro de Eclesiastés diciendo: …Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre” (Ec. 12:13).

         Los padres en casa reciben las pruebas, como el medio para mostrar la paz en medio de las crisis y como la evidencia de que hemos muerto al mundo y a la carne; mostrando la fe y el amor a Dios en primer lugar y al prójimo. Entendiendo como prójimo el ser que está a mi lado, en casa y en el trabajo o donde estudio. Jesús dice a sus discípulos: “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros” (Jn. 13:34). Otro pasaje nos dice: “Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer” (Jn 15:15).

La palabra muestra por qué nuestros hijos se pierden al no oírlos ni aconsejarlos, saliendo a la calle en busca de personas que no conocen ni aman a Dios. Es común ver a muchos adolescentes y jóvenes que, yendo a la iglesia, no aman a Dios ni respetan a sus padres. Nuestro verdadero Padre, Dios, nos busca y nos invita a seguirle. Y, además, nos aconseja: “…el que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado” (1 Jn. 3:24).

Para no caer en esta generación maligna y perversa, necesitamos nacer con el poder del Espíritu Santo. El Señor nos dice: “Sin mí nada podéis hacer”.  Demos gloria a Dios por estas actividades de los campamentos. Pero se necesita el seguimiento en casa, para enseñar y aprender a no afanarnos, sino a buscar el reino de Dios y su justicia. Supliquemos de la sabiduría divina que nos permita guiar a nuestras familias, en esa búsqueda inteligente de Dios y su reino. Que Dios les bendiga. Amén.