Indiscutible. Toda empresa o proyecto, inicia con una idea o pensamiento que pudo estar almacenado en la mente, tal vez desde nuestra niñez. Mantenemos sueños e ilusiones, los cuales pueden ser “maravillosos” y de mucha calidad y envergadura, que quizás, también, compartimos con alguien más. Pero el tiempo pasa y puede que aun nos sorprenda la muerte. Junto con el cuerpo, que yacerá en el sepulcro, quedará soterrada la idea de lo que pudo ser pero… Nunca fue. Es así también, como Dios, al pensar en el anhelo de su corazón, ante el  fracaso humano, decide desarrollar por amor, el proyecto de proyectos y da el «primer paso» de esperanza para la humanidad que es prepararse un cuerpo físico, en sustitución del cordero para el sacrificio, leamos: “El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Jn. 1:29).

Dejándolo todo desciende de lo alto, dando así el primer paso, para marcar de allí en adelante toda una estrategia, de otro paso y otro más «en fe». Consumando en la cruz del calvario la plenitud de su anhelo, que es salvar a los hombres de la condenación del infierno, mediante la anulación de la culpa y del pecado. Pagando el precio en sacrificio de sangre: ¡MISION CUMPLIDA! de parte de Dios. El dio el primer paso y lo hizo voluntariamente, por amor a su criatura, leamos: “…el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Fil. 2:6-8).

 

Dios dio su primer paso completo

Con todo lo anterior, deducimos que: nunca llegaremos a ningún lado, si no se logra en un ánimo, esperanza, voluntad, negación y firmeza. Motivado por lo que es llamado «FE». Dar el “primer paso” es la imitación a nuestro sabio Dios, quien fielmente ha marcado la ruta, dando el primer paso con la consiguiente sucesión de otros; hasta alcanzar la meta propuesta, anulando el pecado en la cruz, leamos: “Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz” (Col. 2:13-15).

El plan es perfecto; el ejemplo, más que claro; y los resultados, incomparables en sabiduría y amor eterno: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Jn. 3:16).

 

¿Ahora y qué corresponde a nosotros?

El hombre sabio y entendido vive por fe y no por vista. La mejor señal de ello, es actuar imitando las acciones de Dios, mediante el ejemplo de nuestro Señor Jesucristo. Sin embargo, ya la historia de los hombres de fe, evidencia que sin leyes ni señales especiales, pudieron hacer la voluntad de Dios, dando sus primeros pasos. Hombres como Abel, quien en imitación y sin exigencia, presenta la mejor ofrenda, al sacrificar aquel cordero, en imitación al actuar divino… «bendita fe». Así, vemos innumerable cantidad de hombres como Abraham, quien da su primer paso dejando a su tierra y parentela, al extremo de estar dispuesto a entregar a su hijo, el único y al que amaba, en figura de Dios, que en su momento también presentó el sacrificio de aquel quien sin culpa cargaría con la culpa del pecado de la humanidad.

Entonces, en cada ser humano y en imitación de Dios mismo, en el proyecto de -nuestra salvación-, no nos queda más que dar «nuestro primer paso en fe». Dios ya hizo su parte, pero está esperando que tú y yo iniciemos, a pesar de nuestra poca fe y de nuestra maldad, para dar ese paso en cuanto a sustituir nuestra actual escala de valores a todo nivel, la cual está valorada en cuanto a cánones carnales en un materialismo existencialista, en donde egolátricamente busco a todo nivel, la exaltación y el honor del “yo”.

Veamos, entonces, el desarrollo práctico de esto, que no es ni más ni menos que por el amor a Dios y al sacrificio de su Hijo en la cruz, tomemos decisiones inmediatas en cuanto a dejar, trabajar y combatir aun «hasta la sangre» contra el pecado y el mundo, en nosotros. Despertando a la aplicación de mi nueva escala de valores conforme a lo establecido, no por una ley impuesta sino por el entendimiento, mediante la intervención del Espíritu Santo de Dios, el cual nos guía a toda justicia y a toda verdad.

Luego de aceptar intelectualmente el plan de salvación, lo que Dios espera ver en mí es: dar el “primer paso” en fe. Entonces, allí se iniciará esa retroalimentación de ver en reciprocidad a Dios levantándonos, guiándonos y aun corrigiendo nuestros pasos hacia la eternidad. Bendito Dios «AYÚDAME EN TU AMOR A DAR MI PRIMER PASO» y luego toda esa sucesión de ellos para llegar a la meta del supremo llamamiento. Así sea. Amén y Amén.