La vida en este mundo, es el periodo de tiempo que permite que nos conozcamos como familia, con quienes buscamos momentos agradables disfrutando los recuerdos que nos ha dejado Dios. Para mantenerse y desarrollarse, se necesitan fondos para poder comer, beber y vestir. Esto nos lleva a los afanes para conseguir los recursos necesarios, los cuales requieren el trabajo que muchas veces cansa y/o enferma; no digamos el estudio y sus implicaciones.  El consejo de Dios para sus hijos es: “…buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas (si tengo fe)(Mt. 6:33). Esto requiere conocer a Dios, amar a Dios y servir a Dios por gratitud.

Esta provisión divina es un milagro que Dios otorga a los que tienen fe, pues el mundo entero está bajo el engaño del maligno desde el principio, como efecto de la desobediencia del hombre en el huerto de Edén, leamos: “…del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido…” (Gn. 3:3-6).

Dios da la profecía para el tiempo del fin, leamos: “Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia aumentará” (Dn. 12:4).  Y también dice: “No hay paz para los malos, dijo Jehová” (Is. 48:22). No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos” (Is. 57:21).

En el informe de las noticias, acerca del acontecer mundial, hay titulares impactantes como estos: “Corrupción y violencia en informe de EE. UU.”; “Llegan a 27 el número de muertos en Nicaragua”; “Violencia en México”; “Cárceles amenazan seguridad ciudadana”. Y aún se añade el problema laboral: “Cada año se gradúan 200 mil jóvenes que se deben insertar al mercado”. Si recordamos la vida hace unos setenta años, no se mencionaban problemas como estos.

Hoy existen tantas carreras universitarias, que son miles los que buscan conocer la ciencia, política, economía, medicina, etc. Tampoco había tantas iglesias, mucho menos mega iglesias, ni se conocían en esa época. El cristiano era menospreciado y algunos hasta fueron eliminados. Para Dios la verdadera fe debe ir acompañada de obras (obediencia), leamos lo que dice acerca del verdadero ayuno: “¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo lo cubras, y no te escondas de tu hermano? Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu salvación se dejará ver pronto; e irá tu justicia delate de ti, y la gloria de Dios será tu retaguardia” (Is. 58:7-8).

La profecía sobre nuestro Salvador y Redentor dice: “Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová. Y (…) juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra; y con el espíritu de sus labios matará al impío” (Is. 11:2-4). El cumplimiento de la promesa lo hizo el Señor diciendo: “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.  Bienaventurados los que lloran… los mansos… los que tienen hambre y sed de justicia… los misericordiosos… los de limpio corazón… los pacificadores… los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos” (Mt. 5:1-10).

Dios espera de los que somos su cuerpo y tenemos por cabeza a Jesucristo, que estemos: “…unidos en amor, hasta alcanzar todas las riquezas (…) a fin de conocer el misterio de Dios el Padre y de Cristo, en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento” (Col. 2:2-3). No olvidemos que en el tiempo del fin: “…se levantarán falsos Cristos (…) de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos” (Mt. 24:24). Es indiscutible que la ciencia aumenta y la fe escasea, porque sabemos que la fe le agrada a Dios y con ella vencemos al maligno.

Busquemos al Señor y llenémonos de su Santo Espíritu para rechazar al tentador. El Señor nos dice: “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí…” (Jn. 5:39). Hagamos memoria ¿cuántas veces escudriño la palabra? ¿Cuántas veces me reúno para conocer más del Señor? ¿Cuántas veces me ocupo para reflexionar con mi familia sobre lo que está viviendo el mundo hoy?

Dios nos sacó del mundo para conocer la verdad y luego volver al mundo con el Señor, a buscar a los perdidos, a los hambrientos y sedientos. Recordemos: “¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman?” (Stg. 2:5). Vayamos por amor a Dios y por amor al prójimo a anunciar con fe que hay salvación y vida eterna. Gloria a Dios. Amén.