El sentimiento íntimo que conlleva la palabra ROCA es de seguridad, estabilidad, confianza, poder, dominio, etc. Esto es exactamente lo que la palabra de Dios contiene o transmite, al afirmar lo siguiente: “…por tanto, Jehová el Señor dice así: He aquí que yo he puesto en Sion por fundamento una piedra, piedra probada, angular, preciosa, de cimiento estable; el que creyere, no se apresure” (Is. 28:16). Dentro del macro plan de Dios para salvar al hombre del pecado y de la condenación, estableció un esquema estratégico, un diseño de edificio, espiritual obviamente. Y como es lógico, el cimiento tiene que ser lo más seguro y estable, pues el resto de la construcción dependerá de la seguridad y confiabilidad de ese cimiento.

Generalmente los grandes castillos y las grandes ciudades que florecieron en la antigüedad, procuraron construirlas sobre colinas rocosas. Y estaban en lugares estratégicos, tanto económica como militarmente. En este pasaje bíblico, Dios revela el cimiento de su ciudad santa, SION, la ciudad de Dios, la nueva Jerusalén. Esta revelación se refiere al Mesías que había de venir y tomar semejante papel de fundamento de la ciudad santa.

El pueblo de Israel no reconoció ni aceptó al Señor Jesús, hasta el día de hoy, aunque les afirmó que él era el Mesías prometido, y les dijo: “… ¿Nunca leísteis en las Escrituras: La piedra que desecharon los edificadores, Ha venido a ser cabeza del ángulo. El Señor ha hecho esto, Y es cosa maravillosa a nuestros ojos? Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él” (Mt. 21:42-43). La figura de roca o piedra que Jesucristo toma a lo largo de la revelación, contenida en las Sagradas Escrituras, vale la pena estudiarla y entenderla. Así podremos, de alguna manera, dimensionar su magnitud y estar convencidos de que estamos sobre una base sólida, inconmovible y eterna.

Y aunque fue desechada por los judíos, nosotros los gentiles sí la hemos aceptado y recibido con gratitud. Y cimentamos sobre ella nuestra esperanza, al afirmar las palabras del apóstol, ante la pregunta del Señor Jesús: “…Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? (…) Pedro, dijo: Tú eres el CRISTO, EL HIJO DEL DIOS VIVIENTE (el Mesías de Dios)”. (Mt. 16:15-16). Y luego, el Señor le afirma a Pedro: “…sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades -la muerte- no prevalecerán contra ella” (V. 18).

Cristo la roca de los siglos

1.-     La roca de agua viva: “He aquí que yo estaré delante de ti allí sobre la peña en Horeb; y golpearás la peña, y saldrán de ella aguas, y beberá el pueblo. Y Moisés lo hizo así en presencia de los ancianos de Israel” (Ex. 17:6). Cristo fue golpeado por nuestros pecados. Y en su inmensa misericordia, en lugar de descargar odio y condenación, brotó agua limpia que quita el pecado y lava las inmundicias de nuestro corazón.

Dice el apóstol Pablo: “…y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo” (1 Co. 10:4). Mi querido hermano, de la mayoría de los judíos no se agradó Dios, porque menospreciaron aquella roca y murmuraron contra Moisés. Dijo Jesús: “…mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna” (Jn 4:14). ¿Ama usted esa agua bendita que sigue brotando de la roca?

2.-     Piedra del juicio final: “Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó” (Dn. 2:34). Aquí la piedra, que es Cristo, toma una aplicación diferente y es de juicio final sobre todas las naciones y pueblos organizados al final de los tiempos. Desmenuzará el orden humano que existirá en esos tiempos, leamos: “Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea (…) Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS (…) De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá (…) y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso (…) tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES” (Ap. 19:11-16). Aquí su papel es de juicio al pecador.

3.-     Piedra angular de la iglesia -la novia-. En esta figura, Cristo juega el papel del único fundamento valedero para alcanzar la salvación eterna, leamos: “…edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu” (Ef. 2:20-22).

         Mi amado hermano, si tú eres parte de esa construcción espiritual, debes tener las características que te identifican con Cristo, para que llegues a ser un templo santo y una verdadera morada del Dios Santo. Y no se constituya Cristo para ti mismo, en piedra de tropiezo y roca de caída. Sino todo lo contrario, el seguro fundamento de tu salvación.

No nos olvidemos pueblo de Dios que: “Él es la Roca, cuya obra es perfecta, Porque todos sus caminos son rectitud; Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en él; Es justo y recto (…) ¿Así pagáis a Jehová, Pueblo loco e ignorante? ¿No es él tu padre que te creo? Él te hizo y te estableció” (Dt. 32:4 y 6). Suenan fuertes las palabras de Dios. Ojalá fueran lo suficientemente fuertes como para despertar nuestro adormecido corazón y salir de esa modorra espiritual que puede estar afectando a muchos. CRISTO ES NUESTRA ROCA y nada ni nadie nos moverá de sobre ella. Que Dios les bendiga y nos sostenga en victoria hoy y hasta que él venga. Amén.